No construyas frágiles y futiles victorias
a cuestas de mi derrota
ni finjas disculparte de ello jugando al perdedor,
de una batalla que es sólo tuya,
creada y animada por el único deseo
y necesidad constante,
de exaltar tu yo.
Mientras lo ignore, seré presa fácil,
pero así como el amor se gana y perdura,
el desamor también.