La Educación, que nos fue dada, por los maestros en la escuela y colegio, de características arcaicas u obsoletas. Escasa de valores y principios , basada en los temores es la que ha hecho seres humanos poco capaces de enfrentar el mundo, con poca decisión, con cargas, con miedos y que han roto el vinculo o vías de comunicación con los mayores. Los jóvenes no hablan de sus ideas por miedo a ser castigados a ser desaprobados. Una educación que tenía como correctivos lo siguiente aduciendo esto : “las letras con sangre entran”:
Con tiras de madera muy gruesas golpeaban a los niños en las palmas de sus manitas;
Los hacían arrodillar en granos de maíz secos o en tapas metálicas de botellas durante el tempo que dure la clase.
Les jalaban de las orejas hasta que sangren.
Con un “tranquilidad del hogar” que consiste en una beta de cuero de vaca seca que de tiesa y al ser aventada contras las piernas, los brazos de los pequeños dejaban tremendas huellas a veces sangrantes dependiendo de la furia con que eran utilizadas
Los humillaban cuando les tocaba revisión de cabezas y ay de que encuentre a alguien con piojos, lo sometían al escarnio público frente a sus compañeros.
No queremos decir con esto que no se debe implantar un castigo en casos de mal comportamiento, por lo general caprichos, porque también es una forma de mal criar y maltratar consentirles y cumplirles todos esos caprichos. Pero el castigo debe ser concientizado, breve y sin violencia, explicando el por qué del correctivo.
Decía un conocido pedagogo de Guayaquil., el pedagogo Luis Alberto Williams, que la educación debe ser personalizada desterrando los temores para hacer de los educandos seres seguros, con personalidad definida nunca decía él, un alumno debe ser un “álzame las puertas”, por temor. Sus alumnos, exponen sus criterios porque tienen derecho a expresar lo que les gusta o no de la actitud de los mayores sin recurrir al vandalismo. Sus alumnos se convierten en grandes expositores en todos los temas. Les habla de los derechos y los deberes de los alumnos. Para poder reclamar sus derechos, deben cumplir con sus deberes ahí está la clave del normal desenvolvimientos de los seres humanos.
Pero por encima de todo dar a los jóvenes las premisas para recuperar la comunicación y la confianza perdida por los ya mencionados maltratos. Nos evitaríamos que ellos vayan solos con su inexperiencia de la vida sin comunicarnos sus problemas y buscando en el consejo de los menos facultados: otros jóvenes como ellos, las soluciones que solo la experiencia y la comunicación puede resolver.