Hay una fecha única en el calendario,
que siempre se cumple cada año;
y que con el transcurrir del tiempo,
deja de ser un motivo especial;
para seguir lentamente avanzando
por una senda hostil e inesperada.
Ni parecido a esas fiestas y agasajos,
que en la infancia disfrutamos;
-cuando las velitas del ponqué apagábamos
en medio de todos los aplausos;-
y que hoy son un recuerdo extinguido
en la eterna oscuridad del olvido.
Y así se va consumiendo la vida
sin dejar huella en el camino;
como un simple cerillo
que ante la mirada fija se apaga;
con más invierno que aurora,
al final de esta corta temporada.
Qué más da otro aniversario,
de soledad, amargura y resignación;
qué importa llegar a viejos,
si cumplir años es igual que nada:
Si todo va quedando muy lejos,
y si la muerte ya está asegurada.
José Alberto Laiton C.
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