Desde que te fuiste, quedé
en la rada sin luz,
atravesando soledades,
a tientas contra las olas.
Desde que te fuiste
no ha vuelto la llama
el fuego, la chispa... nada
a encenderme de pasiones.
Sé que te llevaste la llama;
siempre supe que sería así:
cuando llegaste, todo en ti ardía,
resplandecía tu chorro de amor.
Por eso, voy triste y solo,
a tientas contras las rocas,
desde que te ausentaste de la bahía,
¡Faro de mis amaneceres!