La tarde ampara los sentidos,
El valle se recoge hacia la dulce esmeralda
Y se disuelve en el interior de las invertibles lágrimas.
Cuantas veces ha de tamizarse la pronunciada mirada;
Dentro de unos minutos emergerá de la hierba,
Y empezaran las sensaciones a añadirse al limbo de mi espíritu;
Dentro de poco la noche correrá suavemente por mi cuerpo,
Y nuevamente pensare que han madurado las estrellas,
Nuevamente flechare la pulpa de mis ilusiones,
Nuevamente extrañare al tiempo,
Al hombre que vierte sus lámparas
Y despoja sus sonrisas.