Dos cafés humeantes
sobre la mesa de un coqueto bar,
un abrazo apretado,
símbolo de amor o amistad,
dos manos unidas,
no queriéndose soltar,
dos lagrimones emocionados,
corriendo por las mejillas, en libertad,
una mano se acerca,
con ternura queriéndolas secar,
dos miradas espejadas,
dos sonrisas emocionadas,
una tenue música,
inundando el romántico lugar.
Una estrella fugaz,
alumbra con su luz al pasar.
La magia del encuentro,
palabras que no se pueden escuchar.
Enamoradas pupilas,
se dicen mil cosas misteriosas.
Termina el café,
abrazados los amantes se van.
Yo desde otra mesa,
los veo en su apretado caminar,
cómplice sin querer,
de ese encuentro tan especial,
mi mente imagina,
escribir un poema sin final.
Dentro de mi alma,
una respuesta sin contestar,
¿qué hubiera pasado,
si el temor, no le habría jugado
una mala pasada al destino,
y fuera yo,
la que tomara un café,
en ese coqueto y romántico bar?
MARIA HODUNOK.