Nada puedo ofrecerte
aunque todo quisiera darte
salvo únicamente amarte
como nadie lo hiciera antes.
No puedo ofrecerte la luna
ni el sol tan brillante
tan solo que roces el cielo
con mi forma de amarte.
Yo tan solo me conformo
con descansar sobre tu hombro,
apoyar mi mejilla en tu pecho
mientras tú me acaricias el pelo
y poco a poco irme venciendo el sueño
mientras me besas los dedos
y con la seguridad de sentirme amada
me voy durmiendo confiada
escuchando el latir de tu corazón
que hace que el mío siga latiendo
para cada día seguir viviendo
en este sueño real y eterno.