Un molusco se encontraba haciendo bolas de arena,
Pues ya el nácar de su cuerpo, se lo había llevado el tiempo,
Y la perla que perdió, se fue con el desamor.
Estaba la ostra incompleta en una orilla de la playa,
Lejos del mar del desprecio, Indiferente ante el anhelo,
Mientras en la otra orilla, la perla enterrada entre la arena,
Esperaba paciente, casi inconsciente, la inevitable orfandad,
Las olas cansadas de recorrer el océano, llegaban a descansar,
Pero se quedaban a hidratar y acariciar su inconsciencia y soledad.
Un día un marino perdido en ese mar del olvido,
Aquella playa arribo y lo primero que vio,
Fue a la perla enterrada entre la arena, la cual recogió y guardo,
Cuando se dispuso a partir después de varios días descansar,
Había una ostra “ahí” justo entre la arena y el mar,
Quizás a primera vista no noto nada extraño,
Pero al tomarla y abrirla, se hallaba vacía
Tomo a la perla perdida, esa que sin buscar encontró
La puso en su interior y ahora a la ostra triste, la felicidad volvió.
Javi Jimenez