Enamorarse, y... así poco a poco;
con las palabras te baño.
Déjame quererte poco a poco;
poco a poco, sin presiones.
Haremos esto de la forma simple,
de la manera más sencilla:
Yo te rozo los labios con los dedos,
y tú a mí me ahogas la apatía.
Y así poco a poco, como quien no quiere...
conciliamos el mismo juego.
Y está mal, pero igual lo hago
inmoral, pero nadie sabe.
Poco a poco, he faltado el respeto...
y lentamence, te mecí en mi abrazo.
Porque así tus lágrimas largas,
me podrían limpiar los brazos.
¿Y no es raro, querida?
Tus ojitos negros tienen lágrimas blancas...
que son agua, agua que limpia...
y aún así, como ensucian el alma.
La proxeneta del amor, no basta;
la codicia del placer no llena...
algo me y te y nos falta...
algo nos busca en las sombras, tiembla.
Poco a poco vendrá... sin advertir,
sin levantar polvo ni niebla,
y es el futuro... el futuro;
que no tiene miedo, y tiembla.
Poco a poco, hice éste poema,
sin versos estrictos o ataduras,
y terminé con el mismo dilema...
de rimarte a los golpes, sin finura.
Poco a poco, me acordé...
me acordé de éste sentir.
Y el poema que se hizo al desquite...
acabó volcándose a ti.
Pero poco a poco.