A mis queridos Jade y Dragón...
Estro Salvaje
Por que los ojos?
porque ellos mostraban la fiebre locuaz del deseo,
porque sus ojos
que habían amortajado los secretos del cuerpo,
se desnudaban ahora ante los límites del pudor...
del poder... del querer... y del deseo;
cuantos caminos había andado,
cuantos pasos habían muerto al nacer,
cuanta hojarasca de otoño y estío.
Ahhhh...!el calor de los vapores
que emana de la hierba seca,
y el estímulo del sol muriente en mi pecho,
morir con cada tarde
para nacer al nuevo día.
Tiempo de luz,
y de hambre en el vientre,
en las entrañas, y en el disimulo hiriente,
del deseo escondido,
tapiado y lapidado,
dormido a flor de piel,
es el deseo al que reviven
mis pasos en cada hoja muerta,
con cada crujido que lamenta,
el haber perdido el color verde de su piel,
que llora con cada rayo de luz, en sus venas muertas,
que resucita con mi aliento,
que toma la savia del aire tibio y húmedo,
para inyectarla con mi saliva en sus venas,
en su amor.
Que tiempo excitante y perfecto,
con olor a hojas
y sabor a bosque ardiente.
¿Por que las manos?
porque las manos buscan con denodado esfuerzo,
porque en sus uñas permanece la sangre,
del empuje, y del afán con desconsuelo,
porque al rasgar mi pecho
y al hurgar en mis entrañas,
he visto el rojo marfil,
del dolor con gozo;
y mis manos se han abierto de par en par,
y mis manos se han trocado por gemidos de placer,
y mis manos... han hurgado ahora...
entre sus entrañas.
¿por que mis labios, y mis oídos?
¿y por que todo mi cuerpo?
porque el amor en tiempos de estío,
cambia de color a las noches,
y a cada una le da un nombre,
una es luna, otra es estrella y otra será lucero...
Y cada una la adorna con colores de Jade,
mi dulce Jade;
porque el amor en tiempos de estío,
despierta a la acémila infame,
y mi deseo se ha envuelto,
en hojas cruentas de invierno,
que ahora tienen un nombre,
por cada época de estío en mi tiempo...
es el estro salvaje,
del estío en mi cuerpo...
me llaman Dragón.