Era se una vez un sapo , que tenía tanta hambre...
que no sabia que hacer; de pronto vio saltar a un pequeño saltamontes y
se emocionó al saber que le daría algo a su estómago.
Lo qué no sabía era que alguien estaba cazando la misma presa.
El sapo desesperado por comerse al saltamontes;
hizo una pequeña trampa: se escondió en la orilla de ese rio,
donde había unas hierbas espesas y espero, y espero hasta...
que al fin llego el pequeño saltamontes.
-Me posare aquí a descansar en este verde pasto y cantaré
mi champeta favorita -dijo el saltamontes-
Había una princesa que lloraba...-Cantaba feliz el saltamontes-
En el momento en que el sapo se da cuenta de que su presa está cantando;
tira su lengua para tomar al saltamontes, en ese mismo instante el camaleón
hace lo mismo y se enredan las lenguas de ambos. y el saltamontes sale huyendo.
- uf casi que me pescan esos dos hambrientos, dijo el saltamontes-
-Oye que paso? le dijo entre lenguas el sapo temeroso del camaleón-.
-eso mimo me pregunto... si el saltamontes era mío, dijo el saltamontes-.
-¡Y ahora!; comentaron los dos-.
Sin comprender lo que les pasaba a estos dos reptiles, dejo de cantar el saltamontes;
bajo de la finita hierba y despúes del susto, llego hasta donde estaban ellos.
Y sin mediar una palabra; salto a hacia sus lenguas enredadas,
hizo por haber hasta desenredar el paladar de los reptiles.
Quedaron tan sorprendidos de los gestos del saltamontes.
¿Qué paso?. Confundidos quedaron y no importo nada que...
ganaron un amigo un más, quien lo creería.