La nota disonante del semitono, rompe
en la emoción de la evocación nostálgica.
Entonces, la nota dulce y la armonía rescatan
el alma de la pesadumbre que le embarga,
Diciéndole: levanta el corazón.
El tema se repite con tesón obsesivo y triste,
aun no se escapa el alma de la amargura
que le asalta, y la amenaza ahora aniquilarla
en la tristeza.
Lucha interior la enfrasca, la abate y la destroza,
solo la mano de Dios podrá ahora rescatarla.
Con desesperación le clama en su dolor,
su mano extiende suplicante solo Él entiende
lo que sufre el alma desdichada, cómo se agota
el aceite consumido por el fuego del olvido.
Cómo, las lágrimas apagan la fuente de la llama
que la mantiene viva. Todas las penas de la diaria
faena, a fuerza de lucharlas día a día parecen abatirle.
Sólo la voz de su Señor le dice: Avanza, te llevaré
al final de tu camino, te guardaré en el hueco de mi
mano y estarás seguro. Lo mismo del dolor y la fatiga,
lo mismo de la incertidumbre y el engaño, lo mismo
de la constante amenaza de la muerte, que Yo Soy
y no ella quien decide. Te guardaré en mi mano.