La tarde tomó sus hilos,
hechos de suspiros ,y tejió
con su magia versos de amor.
El tiempo detuvo su andar
ni siquiera quiso rozar
las venas de tanta inspiración.
A la tarde la pobló el lenguaje,
infinitos puentes tendió el viento,
mientras el sol enrojecía el paisaje
cuando la poesía nos robaba el aliento.
Y la punta de nuestras almas
asomaba en nuestras palmas
y en ebullición los poemas
al mundo entero dieron la vuelta.