El herrero de acá al lado
ya me tiene acobardado
con su trajinar ruidoso
y su cantar desastroso;
corta fierros como loco,
y arregla de todo un poco.
Pone toda su experiencia
para pintar con paciencia,
pero se cree un jilguero
cantando un dulce bolero,
¡Y qué horrible es su papel
a dúo con Luis Miguel!
Yo pienso que es vergonzoso
pues lo he visto laborioso
esconder su fea jeta
adentro de una careta.
O es un brujo enmascarado
con chispas por todos lados.
(Hay fogonazos que ciegan
a los pobres que se allegan)
¡Para colmo es motoquero!
Y todo esto es un loquero,
no te miento, vieras vos,
si vienen los “moto –cros”.
Hacen (a grito pelado)
un resumen de lo actuado
por caminos de la sierra,
tanta piedra, tanta tierra,
orillando un precipicio.
¡Su vida es un sacrificio!
Y entre esa vocinglería
se apaga la poesía,
ni infantiles, ni erotismo,
ni hablar de romanticismo,
mientras espero el momento
para acabar este cuento.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.