Carlos Fernando

Poema a la paz

I

 

Me has pedido hablar de la paz.

Menudo asunto es este.

Que este mundo presente no conoce la paz,

ni la procura ni la entiende, porque prefiere

la amargura del sufrimiento y el odio.

 

Porque Havel y Qayin entre los hombres, se repiten

por las generaciones. Igual que la discordia entre Yishmael  y

Yitzjak hijos del mismo padre, que les llevó a vivir distantes.

Por la constante lucha en que debaten Esav y Yaaqov.

Que desde el vientre Rivqa presintió su desventura.

 

Qué es la paz, no lo sé, tan solo malas noticias

me traen los Diarios para leer, cómo se matan,

en distintas regiones del Planeta.

Porque no comprendo la Geopolítica que impera,

levantando hambrunas y hogueras.

Por doquiera las manos se levantan inermes,

y las filas de víctimas avanzan con amarras,

hasta el cúmulo de tierra, donde un asesino armado

sin importarle nada, les dispara con fusil o con pistola en la cabeza.

 

 

II

 

Paz, estado idílico, de convivencia humana.

Utopía que a este Mundo afana, pero que

no conoce ni persigue. Y ninguno aplica.

 

Porque, para la paz es requisito indispensable,

la armonía que entrelaza sin conflicto subyacente,

las diferencias que hacen de las gentes,

individuos distintos de una común estirpe.

Con diversidad de cualidades, de colores, de criterios.

 

La paz, cuando fuera posible, pondría fin

a toda forma de infamia, de injusticia,

de vejación y oprobio, de perversa codicia.

 

Y haría posible que todos los ojos fueran sensibles,

a los fuegos artificiales de los atardeceres,

o a la ternura que inspiran los cachorros.

 

En la paz, el delicado perfume de las flores,

avivaría los olfatos de tal modo,

que el deseo de vivir intensamente,

o de evocar instantes del pasado,

no fuera patrimonio exclusivo del poeta.

 

La paz con sus aires tranquilos, placenteros,

nos haría disfrutar a plenitud la intensidad

del significado de estar vivos.

 

En la paz sería posible, que el Judío y el Musulmán,

sentados a la misma mesa, compartieran

el vino y el pan, que el negro y el blanco

dejaran atrás los mitos de las razas superiores.

 

Y las disputas por fronteras, religiones, y políticas

quedaran sepultadas, y sin recuerdo alguno.

 

martes, 26 de agosto de 2014

10:21 p.m.