A veces Fuego quiere ser algo más que fuego.
A veces quiere ser llama que con su poquito de luz calma las tinieblas de alguien.
O ser lampara y con su claridad guiar el camino de alguien.
A veces Fuego no quiere ser fugaz.
A veces quiere sentir exclusividad y saber que su quemar hace bien a determinada persona.
A veces quiere ser fogata y con su calor ambientar a quien decida estar a su vera.
A veces Fuego maldice su quemar.
En un mundo donde lo correcto es querer la lluvia, e ir clandestinamente en busca de un poco de ardor, Fuego siente ser quien está errando.
A veces siente tanta frialdad, soledad e inutilidad que pide a gritos que cese su quemar.
Quiere, incluso, que una fuerte brisa bata sus llamas hasta dejarle sin vida, sin ganas... sin fuego.
A veces Fuego es fuego... otras cenizas... otras nada.