Eras todo lo bello del mundo
el principio y el fin de este tiempo,
eras mi primer y loco desvelo
el resquicio de mi pecho herido.
Eras la brisa de la tarde
y el susurro que rozaba mi frente,
eras la ternura del cielo
y como al viento agitabas tu cabello.
Eras la esencia y fantasía
ambrosía de verte eterna,
eras el primer rayo de sol
que a mis ojos encandilaba.
Eras fina y esbelta, suave y delicada,
mi rocio de amaneceres primaverales,
eras lo dulce y lo añejado, mi embriaguez
por el aire y los ríos de tu soledad.
Eras gotas de lluvia, en mi pena,
que mi rostro absorvía
desdicha de días mas sin verte,
eras mi única amante.