Me desplazo por el tiempo idílico
que conjuga mi trazo mágico
con tu verbo onírico…
En arrebato
mis dedos brincan
hasta el tono oceánico de tu piel,
que promueve la tentación
de abordar el Vapor del infinito…
Zarpo a la ensenada de tu boca,
te pinto Lunas con la lengua,
y atraco en tu Puerto nocturno,
mientras resbala la Luz de tu silencio
por mi sombra…
Con pulsos febriles nos corona el deseo,
que atraviesa mis sienes
con el filamento agudo de los sueños
y nuestras almas permanecen
en un carrusel de añiles,
los dos hecho uno en suelo eterno…