Juan Senda

//// JUZGARME AMIGOS MÍOS////

JUZGARME AMIGOS MÍOS 

 

 

Juzgarme amigos míos

 

en esta vida tan larga

 

tan cruenta y adulona

 

amiga de dar palmadas.

 

 

Ay poetas en la vida

 

que tizan fanfarronadas,

 

a muchas poetisas buenas

 

que las llaman poetastras.

 

 

Las solteras son poetas

 

y también son las casadas,

 

unas son unas bellezas

 

y tremendas escribanas,

 

esas son del extranjero

 

las que luchan y trabajan,

 

para hacer sus bellos versos

 

con su ritmo y asonancia.

 

 

Pero quien tira faroles

 

vanidades que se palpan,

 

son los propios fanfarrones

 

con sus bocas de arrogancia,

 

pues aquí no hay poetas

 

de las épocas pasadas,

 

generación del veintisiete

 

la más hermosa de España,

 

pero en los tiempos de hoy

 

yo sé de muchos fantasmas,

 

que humillan a las poetisas

 

con su vanidad ingrata,

 

por eso son fanfarrones

 

y analistas de aduladas,

 

estos guiñoles tan listos

 

que se jactan en falsa fama,

 

por eso a veces yo pienso

 

que para mi son fantasmas,

 

éstos llamados ególatras

 

que tizan fanfarronadas.

 

 

Pero les falta un quevedo

 

que les diga sus falacias,

 

por su vanidad y orgullo

 

por su ignorancia quebrada,

 

y por hacer cuatro versos

 

ya se acuestan con su fama,

 

son vulgares y corrientes

 

y como ellos a patadas,

 

y poetisas muy buenas

 

son cervantinas de plata.

 

 

No me gustas mulas viejas

 

que tengan pico de garza,

 

ni cuervos que tengan lengua

 

ni asnos que den patadas,

 

con desaire furibundo

 

acción de fanfarronada.

 

 

Dejadme mis cantos libres,

 

dejadme con mis baladas,

 

dejadme que sea humilde,

 

dejadme huir del fantasma,

 

y de todo fanfarrón

 

que tiza fanfarronadas.

 

 

Juzgarme amigos míos

 

vosotros que sois la espada,

 

y podéis cortar mis versos

 

con vuestras finas guadañas,

 

y con el firme del yunque

 

si mis poemas engañan,

 

al que entiende poesía

 

y al maestro que se jacta,

 

de valorar mis poemas

 

pero el maestro se calla,

 

por no decir lo que siente

 

y lo que guarda en su ama,

 

la hipocresía lo vence

 

pero no, las aduladas.

 

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