Aletargado y abrumado en esta escena como cual de un sueño que he dormido, despierto en la cercanía de tus ojos y al cobijo de tu regazo, siendo sin ser un niño que no tiene rumbo.
He despertado hoy y mi alma se siente pequeña ante la esencia de la vida y ha regresado el fantasma de la realidad a cubrir mi nada.
Inmerecido nido que me has dado, y los frutos que no he pedido se me han otorgado, sin haberlos soñado, son como dagas que dulcemente clavan, mi duro corazón acorazado
Y he visto un jardín sin haber primavera, y los pies me han pesado anclándome en esta tu tierra para hacerla parte mía dejando mi sangre en la simiente tierna y bella; esas vidas que provocamos y que ahora nos atan, a quienes debo esta parte de mi existencia serena y blanda, los que volarán alto que es como deseamos, y será acá que desde el nido gélido, espacioso y vacío, al tiempo necesario que Tú y yo quedemos lento caminando con el peso de cada año atrapado en la piel y los huesos, Solos, los dos.
Antaño hubiera gastado papel y sin duda llenado un cesto de papeles arrugados por tratar de armar esta hilera torpe de frases, para intentar contarte desde la molécula dormida que funge de poeta en lo profundo de mi consciencia y que no ha querido despertarse sino de noche mientras cual bohemio me emborracho con melodías de tristeza después de ser nada cortés y dejar que la ira aflore sin medir la distancia que hay en el respeto que te desmerezco y soltar un grito que blasfemia en contra del sentimiento que te profeso. Por eso después de divagar entre el refugio del trabajo y matar el tiempo en existencialismos sinsentido, he plasmado en este método que procesa los impulsos eléctricos de circuitos modernos y que verás reflejado en palabras, lo que debería y no me sale decirte mientras miro tus ojos.
Ya sé que mi alegría no es mía, y en mis palabras solo hay calculadas frases para no ofender, pero la sinrazón me golpea y terminan mis respuestas en unas frías palabras que solo espero fueran interpretadas cuando me preguntas cosas obvias a las que debería responder con un beso que hace mucho no te ofrezco, sin embargo en mi confuso desasosiego quiero encontrar la paz que sé que es a tu lado.
Y para no confundirme más entre mi nostalgia y mi presente, he de reconocer que ególatra ha sido mi actitud y te pido perdón por todo mi comportamiento que no tiene justificación ni fundamento, y si hay Dios hay que compararlo con el sentimiento que provocas en mí. Eres la paz de mis días, la razón de mis alegrías, me pusiste unas anclas al regalarme dos vidas, aquellos retoños que tanto amamos, eres mi compañera, mi esposa, mi amante, razón para tener alegría.
Eres la dueña de mi amor, madre abnegada, la que cuida mi alma cada noche, a quien amo con mis torpes osadías.