Alejandrina

Tú dirás

 

 

Y mañana dirás

aquella mujer disimulada

esa que late al fondo de las tablas…

sin parlamento ni figura,

tiene una cierta luz que aún me guía,

me reconozco tallando amargas lágrimas

en sus desnudos párpados.

 

Yo bajé hasta su frente un angustiado velo

acaricié sus muslos con mis manos,

cubiertas con la piel de otras manos

besé su boca mil veces, con boca de mentiras,

la amé sin amarla y abandoné su nombre

a la suerte del viento y las mareas.

 

Turbios de angustia sus ojos me reclaman

y el jergón de la ausencia le abraza cada día  

hoy maldigo mi sombra que es su sombra maldita,

el verso que envenena su boca generosa.

 

Mujer mía y lejana todo en ti fue verdad

y en mi fue cobardía

sin embargo ya es tarde,

la muerte es una flor brotando entre tus pechos

que maldice y condena,

soy una mancha negra entre tus albas alas.

 

 Alejandrina.