As I walked to the edge of the beach, I was treading some of its pebbles; the sea wind was blowing in my ears, children were flying kites, laughing and running.
The sand was strewn with a variety of shells with many shapes and colors; I picked up a shiny one, a pink conch with large knobs pointed in the last three whorls.
The opening of the shell was like the lips of the vulva of a blushed woman; the outer lip was thick and protruding, it was soft and pleasant to touch. It was a beautiful gift of nature!; a beautiful jewel filled with mystery !.
It was then that I put it near my ear to hear the sound of the sea enclosed; I recreated the illusion of waves breaking gently on the edge of my ear.
I just felt the passage of the sand by my toes and I felt a thrill running along the spine; I smiled.
The sea and the sky mixed their blue, like a watercolor of infinite hues with splashes of white foam . I lay on the sand and let the waves caress my hair.
I watched fascinated the surfers riding the waves on their colorful skateboards. They deployed with fine skill and ingenuity their beautiful acrobatics; step glided smoothly and passed beneath the aproaching waves cropping; It was the movement smooth sliding and rolling streams.
For a moment I felt a wave and experienced within its explosion of green and silver threads in my body that left me exhausted in the sand; there I felt the presence and grace of G-d. At that moment I felt I was one with everything; I cried freely and my heart felt at peace; It was a feeling of fullness and transparency.
What joy! How exciting!
That what I loved about Australia, the easy going nature of its people.
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Mientras caminaba a la orilla de la playa, pisaba algunos de sus guijarros; el viento del mar soplaba en mis oídos, los niños volaban sus cometas, reían y corrían.
En la arena estaban sembradas una variedad de conchas con multitud formas y colores; Tomé una concha rosa brillante que en su superficie asomaban varios cilios alcanos .
La apertura de la concha era como los labios de la vulva de un mujer sonrosada; el labio exterior era grueso y sobresalía , era suave y agradable al tacto . ¡Era un hermoso regalo de la naturaleza¡; ¡ una joya hermosa de llena misterio!.
Fue entonces que la puse cerca de mi oreja para escuchar el rumor del mar que encierra; me recreaban la ilusión de las olas rompiendo suavemente en la orilla de mi oído.
Igual sentí el paso de la arena por los dedos de mis pies y sentí un escalofrío recorriéndome a lo largo de la columna vertebral; sonreía.
El azul de mar y el cielo se mezclaban como acuarela de matices infinitos salpicados de espuma. Me acosté en la arena y dejé que las olas acariciaran mi pelo.
Miré a los lejos a los surfistas cabalgando las olas en sus tablas de colores. Desplegaban con fina habilidad e ingenio sus bellos movimientos acrobáticos; paso a paso se deslizaban sin problemas y pasaban por debajo de las olas que se aproximaban recortándolas; era el movimiento de Smooth, de suave deslizamiento y de flujos ondulantes.
Por un momento me sentí dentro una ola y experimenté su explosión de hebras verdes y plateadas en mi cuerpo que me dejó exhausta en la arena; ahí sentí la presencia y gracia divina de D-ios. En ese momento sentí que era uno con todo; lloré libremente y mi corazón se sintió en paz; era una sensación de plenitud y transparencia.
¡Qué alegría!;¡Qué emoción!
¡Me encanta Australia!, y la sencillez natural de su gente.
Merche DemBar
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