Teníamos once años
en el quinto de primaria
de aquel colegio de barrio
que recuerdo con nostalgia
Tenías una cinta blanca
que entrelazaba tu pelo
una carita de cielo
con hoyuelos de buñuelo
La falda de tu uniforme
y tu sonrisa coqueta
cautivavan mis sentidos
como no tienes idea
Cada vez que te dignabas
a mirarme con dulzura
el corazón se agitaba
mi piel se ruborizaba
Un día llegue temprano
a nuestro salón de clases
y puse en tu carpeta
un manojo de claveles
Al hallarla sorprendida
las tomaste con cariño
y deslizaste un suspiro
hasta turbar mis sentidos
Y a la hora de salida
me dijiste con soltura
me gustaron tus claveles
pero prefiero las rosas
A la mañana siguiente
del jardín de una vecina
hurté unas rosas rojas
para verte complacida
Y durante una semana
hice la de galante
hasta que una mañana
me pillaron infraganti
El molesto jardinero
Me dijo ladronzuelo
llevándome de las orejas
al comisario de turno
Con que tú eres el galán
aquel que roba las flores
que cuida con tanto afán
el jardinero Terrones?
De esta tú no te libras
hasta que no me confieses
que hacías tú con las flores
de la señora Dolores?
Con más vergüenza que pena
y armándome de valor
admití la fechoría
por la que debo pagar
Después de cumplir castigo
regresé triste al salón
y lo primero que ví
me llenó de desazón
tenías entre tus manos
un ramillete de flores
y mirabas con dulzura
al compañero de al lado
Esta fue la vez primera
que me sentí lastimado
y con una lagrima viva
tuve que llorar callado
Paso el tiempo y regrese
al jardín del que robé
las rosas y los claveles
con los que te enamoré
Fue mi primera ilusión
también mi primer dolor
la más dulce sensación
del despertar del amor.