Soy un lobo solitario que en una noche sin luna
cerró los ojos a la absurda realidad.
Tengo frío,
Quédate esta noche conmigo amor,
abrígame con tu piel caliente de ternura.
Quiero desvanecerme en el olor de tu cuerpo
Y abrigar mi niñez avergonzada entre tus senos.
Tengo miedo,
Te inventé pero creciste conmigo y te fuiste
fecundada por mí, a vivir el inmenso amor en nos nacido,
yo te dejé salir porque lo nuestro se nutre de ausencias,
de afectos compartidos en lecho de palabras y de versos
renovados día a día.
Tengo sed,
De tu voz, de la música de tus versos profundos
de tu rubor de niña maltratada, de tus sueños de doncella
de tu sensualidad, del ardor de tu pasión de mujer infinita,
del amor devoto que siempre me mostraste.
Tengo hambre,
De tu piel, de tu cuerpo, de tu sabor exquisito,
de tu boca que se abraza con la mía y me recorre,
de tus manos, que descubren mis sentidos,
de la pequeña muerte que amándonos nos damos.
Te extraño…
Sin tí ya no hay poesía.