Hoy me dedico a vagar,
igual que ayer y anteayer,
buscando el amor que jamás encontraré.
Tal vez sea que sobre,
que sea un número impar,
que mi pareja sea solo el viento.
(Y solo cuando él me quiera acompañar).
Apenas me dedico a sobrevivir,
olfateando la mierda de tu ciudad,
delimitando el territorio,
en el que se encuentra mi soledad.
He aprendido a ignorar tu ignorancia,
tu indiferencia no me duele más.
Este corazón ya es tan duro como el tuyo,
aunque todavía no he podido ocultar,
la tristeza de mis ojos,
que me suele delatar,
y mostrarte lo más crudo de mi realidad,
mi frío, mi hambre,
y mi deseo de no estar más acá.