Naturalmente podré sentir el latir en mi pecho,
un desgarro que entre cielos busca atraer la noche.
Sentirás los lobos de tus miedos maullar, la luna grita,
pálida de angustia no puede derramar lágrimas hoy.
El desierto se encierra en ese pequeño frasco,
y se lleva mi juventud poco a poco, me mata a cada segundo.
Mis manos seguirán temblando, porque ya se la razón de ello,
pues aterrado me encuentro ante tanto abandono,
al filo de la parca me entrego a diario.
¿Cómo atacar a tanta tristeza? si ni armado me encuentro,
no hay manera de escapar ante la bofetada que rompe el corazón.
Basta de tanto sentir, basta de tanto sufrir por quien es solo viento
a las praderas, solo lluvia en primavera. Ya no más por favor…
Lemos Maximiliano Daniel.
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