La amistad debe demostrarse
en todo momento de la vida.
En las buenas y en las malas.
Gracias a Cruzada por la vida,
me ha llevado a inspirarme
a través de una realidad,
a relatar un suceso acontecido
hace una semana.
Unos amigos y yo,
tenemos desde hace un par de años
a una amiga viviendo
en un asilo de ancianos.
Personalmente, hacía más de un año
que no la iba a visitar.
Mis amigos y amigas,
mucho más tiempo.
Algunos de ellos nunca habían ido
Se me ocurrió la idea de
darle una sorpresa
a esta mujer, la cual
tiene familiares cercanos,
incluso un par de hijos...
que la visitan muy
de vez en cuando.
Ellos siempre han justificado
que ninguno de los dos
podían tenerla con ellos.
Es ese desligue que
muchos hijos hacen de
quien les dio la vida.
Es triste, pero así es.
Muchas veces me he puesto
a pensar qué hubiese
hecho yo con mis padres,
cuando vivían y hubiesen estado
en la misma situación
de vejez y soledad.
Nunca los hubiese ni he
instalado en un geriátrico
o asilo de ancianos.
Nos pusimos de acuerdo
entre cuatro de sus amigos,
y fuimos a visitarla.
Está consciente, está sana.
Pero está olvidada
y abandonada por
sus propios hijos,
habiendo sido una excelente
y ejemplar madre, toda su vida.¿Dónde están en muchos casos
los sentimientos de los hijos
que instalan a sus padres
en un lugar para que los atiendan
y cuiden, pudiendo hacerlo
alguno de sus hijos, teniéndolos?
¡Cuántos ancianos
en la misma situación, innumerables...!
Perla, al recibir nuestra visita,
se alegró tanto... y se
puso a llorar de emoción...
Mis tres amigos, dos mujeres
y un hombre... también se alegraron
de verla, estando algo inhibidos
por no haber ido antes a visitarla.
Pero nunca es tarde, cuando
uno se reivindica
con una visita.
Las ausencias pasadas,
quedan en el olvido.
La vida a veces,
nos pone coincidencias sorprendentes.
Antes de retirarnos,
un nieto de nuestra amiga,
hijo de su hija, ya adolescente,
apareció solito a visitarla,
y al pensar en lo que sintió
nuestra amiga, se me eriza la piel.
Tanto lloró de alegría esta mujer,
que nosotros, sus amigos visitantes,
por su llanto,
también nos hizo derramar
lágrimas de emoción.
El nieto dijo que su madre
en unos días iría a visitarla,
igual que su tío con su familia;
su padre no podrá hacerlo,
porque ha realizado un
viaje de negocios,
está en el exterior.
Hay que cuidar a nuestros
ancianos padres, en vida.
Estando en un asilo,
se les hace más
feliz su existencia.
Después de muertos,
vienen los cargos de conciencia.
Vida ya no tienen.
Las alegrías hay que darlas en vida.
Todos los derechos reservados de su autor( Hugo Emilio Ocanto - 01/09/2014)