Los encontraron muertos, fue tarde
Con los pies enmohecidos, y cubiertos de sangre coagulada y sedienta
Con las ropas empapadas en algo más que el sudor etéreo
Con las miradas absortas, como animales encerrados, queriendo decir algo
Los encontraron abrazados con tal fuerza, que fue casi una proeza despegarlos
Su abrazo había sido de tal magnitud que se marcaron, como azotes,
en sus espaldas particulares.
Cuando los encontraron, la habitación era tan espesa, tan impenetrable
Los dos se habían consumido todo el oxígeno, y la luz
Cuando abrieron las ventanas, la luz entro como un animal furioso
Evidenció, el misterio del crimen,
dos copas,
dos pilas de ropa
dos pares de zapatos con sus calcetines
dos vestidos, uno masculino y otro femenino
dos cuerpos, perfectos y muertos
Ella tendida y él también.
él peinado con gomina y ella no tanto
Los dos con una sonrisa ridícula
Con una presión en sus manos, que asemejaba sus labios
Era evidente, habían muerto felices,
habían bailado hasta la muerte
Hasta el orgasmo de los dos,
No habían testigos, no habían pistas
La evidencia fue ese tango en el aire,
Que explicó todo, y después solo ese
Silencio…