Tienden los jardines de tu lengua
furor y encanto
y al ir rozando mis flores
tu transparencia,
con bordes de fantasía
mi verbo toma las riendas…
Mi voz desangra
los frágiles silencios,
que condensan
la sensible composición de tu alma…
Giro absorbida,
obnubilada
la cumbre de cristal,
emanada de tu aliento
y sopeso la marea de centellas
que licuan mi sombra
hasta caer como Luna en el océano…
Mi lengua
percibe la oscuridad;
saborea el abismo de la euforia,
insólita nocturnidad
que me llena de sueños la boca…
Y te nombro
y me nombras,
balanceando el viento
esta sublime fascinación que exhorta
el suspiro de nuestros versos…