Alejandrina

Descuélgate amor

 

Descuélgate de la fuente  del silencio amor

desciñe la piel oscurecida en tus manos

por tantas erradas lejanías,

como una lágrima de pura sangre

desciende al mar ardiente

¡ondéame en tus fauces llama viva!

sé a mis labios, pan de miel, candeal sabroso

aceite suave quemándose en altares prohibidos.

 

Quiero un rumor de flechas perseguidas

por plumas y hojarascas febriles.

Descuélgate de tus labios

como una boca hambrienta y

ven dulzura mía antes que la soledad

siga cuajando colmenares en mi frente,

engrosando las gotas de la desesperanza

y mis latidos desciendan presurosos.

La muerte va conmigo como bálsamo lento

y sus lagos oscuros ¡medula del miedo son!

 

Tenso las cuerdas del violín de tus cabellos

porque puedo amarte amor, aún así,

al filo del dolor bajo las sombras,

oigo la lluvia en su verbo interminable

y me duermo en su seno de campanas

azuzando los potros del delirio,

en la roja embriaguez

de los racimos ofrendados a tu nombre.

 

Así te espero amor

bajo el velo nupcial de los cerezos  

entonando el salmo de los bosques,

ven tañendo los bronces del agua

en los aleros del alma,

recoge los lirios de la nieve como luceros caídos

y sumérgete como un pez dorado

en el oleaje de mis flores.

 

Alejandrina

Derechos reservados.

N° 239.343