(28 de agosto 2014)
Amanecí con tu aroma entre mis manos,
y era una flor que arrimé a mis labios,
con los ojos cerrados te besé con cuidado
para no molestar el descanso de tus párpados.
(Él)
Anoche soñé que era una flor
y que tú mi perfume bebías
palpé de tus besos el ardor
que con tu suavidad yo los sentía.
(Ella)
Y mis manos acariciaban tus mejías ruborizadas,
por el erizar de tu piel encandilada,
y un torbellino de pasión se agigantó en tu pecho,
y mis manos los secuestraron para mí.
(Él)
Mi rostro buscaba el tuyo
en ese sueño de alba apasionada
en tus brazos suspiré profundo
sin cesar tu nombre yo pronunciaba...
(Ella)
Tus labios mi nombre pronunciaban y yo,
yo con mis labios los callaba,
quería sellar con un beso y dejar
en carne mis deseos al alba.
(Él)
Si...mi boca con tu beso callabas
¡Pero mi piel tu nombre gritaba!
y tu nombre de mi cuerpo se adueñaba
cuando tus deseos me exploraban
(Ella)
Y la luz del sol en nuestra piel impregnada,
tus ojos, tu piel, tu sonrisa era mi sol,
de otra luz yo no necesitaba,
era el calor de nuestros cuerpos,
era el ardor de nuestros deseos
brillaban al amanecer,
de nuestro amor el sol de los dos.
(Él)
Y en esa mañana que tan nuestra fuera,
nuestra piel se llamó alba.
Mi cuerpo alumbró tu cuerpo
porque por tus deseos yo fui tu sol
cuando encendiste mil sensaciones
en cada poro que respondía a tu dulzor.
(Ella)