Haz venido al mundo
sin oir tu llanto;
sin sentir el viento,
si oler un seno.
Tus ojitos bellos salieron cerrados;
y tu cuerpo inerte no sintió ese manto.
No sabrás si te amaron,
o te odiaron tanto,
ni cual fue el motivo...
que mató tu llanto.
Bernardo Arzate