¿Sabes de quién son estos ojos?
De una mujer maravillosa;
de una mujer que en su mirada brinda
calma.
De una mujer que al mirar
te roba el corazón y el alma.
De una mujer hermosa,
y de belleza tal
que en mi cielo es mi diosa,
como es en mi jardín
mi flor preciosa,
con aroma a jazmín,
a eucalipto y a rosas.
De la mujer más bella que he vivido;
de la mujer que cada mañana
enciende los altares de mi cama
y perfuma el ambiente que respiro,
y por la cual suspiro;
que con sutil sonrisa ella engalana
los ojos que se posan en su rostro
y disfrutan el manjar de su mirada.
De la que enmarca en el color platino
su cabellera hermosa y delicada,
y que me brinda en mi pobre morada
ese fuego de amor y de cariño;
de la que saca de mi cuerpo hombría,
mientras transforma mi sentir en
niño.
De una mujer que es belleza en
Cada mañana,
y en mi blasón, armiño.
Hoy mi poema te rinde tu homenaje,
porque homenajes das cuando me
miras,
porque sonrisa arrancas de mi boca
y un latir que me envuelve
y me provoca…
y surgen notas
del laúd
junto a mi lira.
Mas si las cosas del vivir
tienen su nombre,
y las rosas han de llamarse rosas,
y los cielos son cielos,
y las nubes son nimbos,
e igual las mariposas.
Si al despertar de cada noche
se le llama mañana,
tú también tienes nombre,
y que lo sepa el hombre,
y que lo sepan todos
y que lo sepa el universo entero
y así también toda la raza humana.
Tu nombre es de mujer:
Tú eres
¡ Tatiana !