Por ti mujer, que la vida nos das:
Por tu eterno candor e incontables excesos:
Tus caricias de flor durante nuestras vidas:
Diosa de la ilusión fervorosa y sentida
Compuse esta canción; tu la comprenderás.
Tu amor siembras gozosa dentro del corazón,
Hoy te elevo la gris añoranza del dolor de no sentir tu abrigo,
El dolor, que es el más fiel testigo de los largos desvelos al perder la ilusión:
¡Cuán feliz me sintiera si no te hubieras ido!
Fuente de luz en los perdidos tiempos
De la ingenua inquietud en los angostos valles
Que crearon la cruz de indecibles tormentos,
Has estado presente en cada bocacalle
Que al futuro conduce como fértil fermento.
No importa donde estés pues seguirás prendida
En el alma de todos los que te conocieron;
Bálsamo fuiste siempre para nuestras heridas:
Tus raíces dejaste: ¡fuertes árboles dieron!