juan maria

EL CUCHILLERO ENAMORADO

El nombre se decía

que era Juan

y del apellido

ni me acuerdo

de ese malevo

que andaba enamorado

tras el sueño persistente

de la visión de una flor.

 

Andaba buscando recuerdos

por San Telmo

y a veces tambien

por Palermo.

Sabia caminar por la Boca

y lo vieron en Vuelta de Rocha

en los cafetines de Corrientes

y en la vieja avenida de Mayo

a ese hombre del sur

vestido de negro

con un entripado

en el pecho.

 

La flor estaba muerta

y por eso

iba pidiendo

en su dulce desvarío

que de una vez lo atrape

la muerte

y se lo lleve junto al recuerdo

de la fragancia amada.

 

Iba por el mundo

con los ojos misteriosos

de un búho

y con la soledad

de un espantajo del invierno

ese pregrino dolorido

que andaba buscando

en la noche de la vieja

Buenos Aires

el camposanto de los duendes

donde moran

las mujeres que amaron

a los que empuñan el facón

o el crucero de la daga.

 

Imagino en su memoria

al raro y extraño tango

y a la hermana milonga

tan amiga de la guitarra

y del porteño Borges.

 

Aquel hombre triste

que fue del novecientos

cuchillero de renombre

entre los de su laya

y que a la luz del farol

leia los versos de Carriego

llegó una noche al barrio

y marcando territorio

en el barrio se quedo.

 

En su negra angustia

seguia buscando la flor

de sus desvelos

y su alma cansada

ya no pudo enfrentar

con la daga en la mano

para poderla rescatar

a Dios en el Cielo

y en el propio Averno

al mismo Satanás.

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