En ocasiones, sin saber, nos hacemos prisioneros,
Encerrando un amor en nuestro cuerpo adolorido,
Pretendemos así olvidar, y no logramos el olvido...
El temor al qué dirán, es nuestros barrotes de acero
Encerramos un beso en unos labios enmudecidos,
Que ya no dicen te quiero mucho más que a mi vida,
Sonreímos al mundo para ocultar nuestras heridas,
Nos ahogamos en llanto, y nos encontramos perdidos
Con destreza fatal decimos que no a una mirada
Haciendo de nuestra morada, un infierno sin igual
Cultivamos un orgullo letal, que hace morir una promesa,
Que destruye nuestra fuerza y nos aplica un golpe mortal
Le pedimos a Dios, en cada nuestra, oración...
Que nos conceda un perdón por haber amado tanto,
Vivimos de llanto en llanto...y no se nos quita el dolor,
Pues, tal vez por temor, hicimos prisionero a lo que fue un amor.