Me generas con tu baño de Luz,
un asidero de silencios,
que trepan con pasión mi lengua
y recubro tu respiro
con el suspiro azul de mi pecho…
Tregua espiritual,
sopor en candela,
que impulsa la esencia de mi alma
-Raíz desatada-
a nacer en el valle impoluto
de tu piel suprema…
En el lecho de mis sueños
el pronto de tus ojos te encaja,
Daga de estrella,
hasta colgar destellos en mi ventana…
Prolijos emanan los corceles
de mis labios,
conduzco atenta tus versos,
cabalgando tus campos paradisiacos,
mostrándome en la cima de tus dedos…
Mi boca se inflama,
asistiendo al indicio de tus edenes,
en los solsticios abiertos
que enyugan mi caligrafía
y sostienen la majestuosidad de tu Verbo…