La pipa de ese anciano
sabía de tantos cuentos
que entre cargas de tabaco
y pitadas sin aliento
Moríase ya cansada
como crisol de ese viejo.
La sacudió con ganas
como decir no te quiero
en el viento de las soledades
naufragaras sin contento...
La barca golpeo la roca
de sus queridos recuerdos
que pasaron como nubes
iluminando el cerebro
que estalló con la pena
en el mástil sin remedio.