Veo que todo en su vivo color me daña,
mis sentidos solo captan telarañas
donde se atrapan mis deseos
devorados por las fieras enclaustradas.
Despierto a sentir incertidumbres,
camino siendo una razón sin rumbo,
un pozo abandonado en las nubes
llenándome de costumbres y humo.
Con cada brisa desaparece una hoja
quebrada sobre la yerba húmeda a los pies del tiempo,
por cada risa sigue una mueca
descontenta, que no convence al cuerpo.
Se me esconde el frío tras los párpados
si no quiero sentir calor
prefiero tener los colores cuajados
picoteando como pájaros, olores intoxicados.
Dicha viva a quien le deje el turno
juegue con la suerte del ludópata
la ficha segura de la victoria
a de vencer quien feliz esté de su fruto.
Yo sin tierra ni agua
vivo satisfecho y saciado
alimentado del fracaso
y embriagado con la nostalgia.