De qué antigua omisión has llegado
para adornar de silencio mi jardín,
rosa perpetua,
corazón tácito,
testigo mudo y centinela férrea.
Qué entidad superior entonó
el himno de formación para tus átomos.
Te miro piedra amiga y con profanos dedos
recorro tu rostro de paciencia ….
de siglos congelados.
Dime preciosa ¿quién selló tu boca de martillo?
Almud de polvo cósmico girando estática
más allá de los umbrales, como rito seco
de batallas antiguas.
Oigo el mar en tu vientre
cascabel de sal y arena,
el mar y su bramido de bestia milenaria,
oigo el trueno y el rayo en la explosión inicial
¡aún habla el fuego primigenio!
furia de vientos delineando tus mejillas.
En ti todas las piedras me hablan y seducen.
Cuántas imágenes conserva tu memoria,
cuántos huesos se han dormido en tu frente
rosa de los vientos,
brújula y almohada del errante,
principio y fin de la materia.
La edad te dio la calma y
tu lámpara pétrea vela mis horas lentas.
Ésta que ha puesto sobre tu rostro
su sangre diminuta
un día no lejano se hará materia inerte,
más tú, alhaja preciosa
flor exacta de un relámpago viejo
guardarás en tus palmas redondas como un beso
este llanto que fui,
como una confesión de amor
un suspiro en cenizas y en brevedad de tiempo.
Alejandrina
N°de registro. 239.343