A veces pienso en quererla. Otras creo quererla,
el resto del tiempo la estoy queriendo,
pero ni su cariño me mira ni su cuerpo me toca.
Y el alma se vuelve un material frágil.
La carga se apesa, y la lenta alegría demora su paso.
Ya no hay resguardo contra la desdicha.
Mi única arma han sido sus besos;
hoy la armería de su boca se ha cerrado.
¿a dónde llevo tantas ganas?
¿En dónde pongo tantos sueños?
Pude haberla amado tanto;
pudo haberme amado un poco.
¿ Por qué fue que no lo hicimos?
La noche se desvela vigilando mis penas.
Pude haberla amado tanto; pudo haberme amado un poco
pero ya su cariño no me ve y su cuerpo no me toca.