Golpeteo y golpeteo,
saetas suaves atraviesan
caras lánguidas.
Dianas oxidadas.
Respuestas ambiguas,
sordas, tatuadas en las
entrañas de la caja de pandora;
sobre espadas y cadáveres
que hurtó el viento.
Ley de piedra que
aplasta, embiste y desolla
abrazos y fórmulas.
Aleteo tóxico que descanza
en caminos cruzados,
cálices sanguíneos y discursos
grandilocuentes de heroísmo y libertad.
Octavio Aldebarán Márquez.