El caso de Thomas Brown
(Primera parte)
Era a mitad del verano del año mil novecientos setenta.
Por aquellos días, Nueva York había sufrido el peor
desastre natural que se recordaba en mucho tiempo.
La ciudad se había sumido en un caos que impresionaba.
Farolas y árboles podían verse todavía por el suelo,
y muchas personas habían sufrido serios daños en sus
viviendas. Qué decir de la enorme cifra de muertos y heridos
que era amplísima.
Sin embargo aquel día de julio, el sol asomaba ya impetuoso
entre los rascacielos. La mañana se sentía aún algo fría. La
población se disponía a vivir un nuevo día, y el bullicio en las
calles empezaba a sentirse.
Todo transcurría con aparente normalidad esa mañana en la
comisaría del distrito. Todo parecía estar en orden, y nada
alteraba la
tranquilidad habitual en las dependencias policiales, excepto en
el comedor, donde a la hora del desayuno, no se hablaba de otra
cosa. Un compañero había sido arrestado, y trasladado a
prisión, donde debería cumplir una dura pena; había sido
condenado a muerte.
--¡He sido condenado! ¡Me ejecutarán! ¡Me matarán como a un
perro por algo que no hice! No soy culpable Jimmy, ¿te das
cuenta?, no soy culpable de nada. Haz algo, Jim; tienes que hacer
algo. ¡Oh Dios mío! Sacaron un vídeo en el que me veo golpeando
a esa pobre mujer, pero yo no estuve allí esa noche; había sido
relevado del servicio. Dijeron que podía tomarme el día libre para
poder estar con mis padres.
El interlocutor de Thomas, era su buen amigo James Hamilton, al
igual que él, policía del cuerpo de la misma comisaría en que
Thomas prestaba sus servicios.
Jimmy observaba a su compañero y no salía de su asombro; no
sabía qué decir. La cosa estaba clara, había tenido ocasión de ver
el vídeo en el juicio. Thomas Brown aparecía en la filmación
agrediendo a aquella joven. Era Tom, no había duda. Aun así,
tenía que hacer algo para que su compañero no se pudriera en
una celda, o lo que sería peor, su posible ejecución.
Era cierto que los padres de Tom habían venido a visitarle desde
el estado de Pennsylvania, donde tenían su residencia.
Autor: Ramón Candelaria Infanzón (Soñador Secreto)
06 de Septiembre de 2014
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