Mírenme en este cuerpo,
En esta voz desgastada,
En estas manos arrugadas,
De la tiza y su pizarra
Y en mis ojos, que apenas alcanzan,
A distinguir de la última fila, sus caras.
Aquí, les he dejado mis años
Y a mí, me han dado su esperanza.
Mírenme en este cuerpo,
Ya no dará más lecciones, ni entrará en más batallas.
Sólo quiero, levantar la mirada
Y ver, como Ustedes, ya solos andan
Y ser capaces Ustedes, de coger la tiza y su pizarra.
Y recuerden, si en algún momento
Dudan, cual es la solución exacta
Miran arriba, muy arriba
Acuérdense de esta cara arrugada
Y elijan siempre la verdad, a la mentira
La honradez, a la desfachatez
Y el amor, siempre que puedan.