La calle huele al horneado,
cerveza negra, aguardiente,
pólvora, sudor nocturno
y un frío que la sostiene
Música con bailadores
poniendo peso al desvelo;
la música consentida,
siempre creciendo en un reto.
Parejas que son felices
soportadas por el talle,
anunciando con sus besos
la lujuria que les nace.
El bullicio más se esparce
cuando a otro día se apresta;
entre durmientes beodos
vuelven aromas de fiesta.