Miro tus ojos y, aùn descubro en ellos la belleza de tu alma.
Aquella alma a la que la mìa ama profundamente,
desde hace una eternidad.
Con la fuerza de un gran torbellino y la dulzura de la màs deliciosa miel.
Tu alma y la mìa que se han amado.
Y que continuaràn asì por tiempos infinitos.
Pero que estàn encerradas.
En cuerpos que tambièn se aman.
Y en mentes que se destruyen en cada palabra.
Cada dìa juntos se volvìa insoportable.
Cada hora nos consumìa en la completa desesperaciòn.
Solo querìamos alejarnos o dejar de hablar.
¿Por què, por què vida mìa?
Tù y yo solamente èramos felices al abrazarnos.
Y al besarnos nuestras almas se liberaban
y felices viajaban hacia el hermoso paraìso.
En cada beso y en cada caricia no habìa nada màs que amor.
¡¡Benditos momentos llenos de dicha y pasiòn!!
Tus brazos aprisionàndome, sabièndote dueño de mì.
Y al soltarme, de nuevo nos miràbamos como extraños.
Los dos teniendo ideas tan distintas.
Peleando siempre a la hora de conversar.
Queriendo alejarnos para siempre.
Y terminando entonces con la relaciòn.
Pero aùn asì, miro tus ojos, descubriendo en ellos tu alma.
Lo cual llena a la mìa de emociòn.
Y me doy cuenta de que el amor por ti, en mì continùa...
A veces como una maldiciòn.