Hoy me he despertado para salir de la caverna,
y me fijé en cómo han pasado los años...
casi sin advertir.
Sé que la tristeza es de pocas palabras,
y en esencia
me mostró que la esencia de la vida
es no tener esencia.
Pero si la tuviera, sé que olería a flores,
y sé que sería para siempre.
No como el sabor a chicles
o el olor de los perfumes, no.
Esto sería constante y simple,
eterno.
Pero como no tiene esencia
me coceré unas alas
y le arrancaré al cielo,
hasta la última noche que tenga.
Y luego haré con ellas una almohada.
Buscaré cada secreto y resolveré
cada misterio, que se presente.
Te cubriré de la lluvia,
y te secaré las lágrimas
de un soplo.
Te llevaré a volar si te sientes sola,
y quitaré la niebla cuando esté todo sombrío.
Las usaré para cubrirte del sol en verano,
y en invierno... cubrirte del frío.
Pero nunca olvides que son falsas
que son mías,
que no lo son.
Y que aún así las cocí a mi espada,
para a ti sólo darte la cara.
Será sencillo mientras las use
para llenarte la boca con sabor a fresa,
sin ser fresa, porque sé que no te gustan.
Quizá me sirvan de algo, quizá...
te lleve a volar un día...
y sin razón aparente
se te caiga la tristeza.