UN SUEÑO DE AMOR (CAPÍTULO IIII)
Carta de Sofía a Don Ros
¡El agua apaga la sed,
apaga la sed humana
esa vida eres tú
tu rostro y la palabra!.
Mi queridísimo Ros
e inolvidable amor mío,
mi flor del alma amado lirio.
Soy paloma aturdida,
todo el día pensativa,
sin hallar vuelo jamás.
Qué hermoso fue nuestro día,
con tu gracia y simpatía
y tu manera de hablar.
Me ha sonreído la vida,
con flores en la comida,
y un fiel marino galán.
Del zumo de tus bebidas
me embriagaste de delícias,
y el néctar me va matar.
Tus ojos de aguamarina,
son hechizos de mi vida,
ay, quien los pudiera mirar.
Tengo mi alma transida
a tu mastelero asida,
¿quién me podrá desatar?
¡Oh!, Ros, gloria mía,
me invade la melancolía,
por lo dulce de te amar.
Sin verte, vivo cautiva,
sin rumbo y a la deriva,
no hago mas que penar.
Carta de Don Ros a Sofía
¡Oh,dulce amor mío
la luz de tus ojos
han cegado a los míos!.
Mariposa y alborada mía:
Contesto a tu misiva
donde me alienta tu amor.
Estamos los enfermos,
de lo mismo nos quejamos,
de lo mismo padecemos.
Dos románticos perdidos,
dos alondra por el prado,
dos pajarillos en jaula.
Cuántos trinos yo te mando,
en mi soledad callado
en mis tormentas a solas…
mis lágrimas por quien yo amo.
Pues yo no hallo sosiego,
solo amo aquel pasado
aquel mi rostro divino,
de blanco lirio y de nardo.
Sólo me alientas las olas,
las aves que van de paso,
y las espumas perdidas
que pasan por el costado.
Por las noches cuento estrellas,
voy recorriendo espacio
y en ese camino vas tú,
asida al mayor palo.
Mis compañeros me dicen
que tengo semblante extraño
mas yo sigo padeciendo
por algo que tanto amo.
Es mi locura de amor,
viviendo desesperado,
¿quién me pondrá dar consuelo?
¡sino mi <hechizo>dorado.!
(Don Ros cae gravemente enfermo.
Lo ingresan en el Hospital de San Fernando (Cádiz), motivo por el que deja de escribirle a Sofía,al creer que ya no tiene recuperación).
Ya sé amor mío
que estamos muriendo,
pero en poco viviremos…
Amado y dulce mío,
no sabes cuánto padezco,
vivo en la sombra eterna
y a cada momento muero.
Yo no sé por cuanto tiempo
no sé, voy a vivir sin verte,
en este esperar tan lento.
No tengo vida ni aliento,
mi alma seguirá transida
y mi corazón deshecho.
Si mi dolor tomara peso…,
¿quién sabe lo que pesare
este amor que yo padezco?
Ya no conozco el sosiego
ni la cándida palabra,
que me pueda dar aliento.
Mi glorioso sentimiento
es reflejarme en tus ojos,
y morir en ese momento.
Gloria mía,me sustento,
eres todo para mi
porque así, en mi lo siento.
NARRADOR:
Terminadas las maniobras,
cae Ros, gravemente enfermo;
tiene temperatura alta,
por una asfixia en el pecho.
Nos dicen que tiene ,
sobre el pulmón derecho,
inflación de la
y el diagnóstico hecho.
Sofía sin recibir carta,
ni por asomos pretexto,
ella le sigue esperando
a todo instante y momento.
La moza triste en el prado,
la invade el desconcierto;
no sabe pedir ayuda
y menos pedir consejo.
Desmelenada la pobre
va preguntar al cartero,
si hay carta de Don Ros
que de pena está muriendo.
El cartero no le ayuda,
que lo de Ros es un cuento,
que tal marino gentil,
que se ha ido al extranjero.
Aunque el cartero de broma
le quiso tomar el pelo;
pero Sofía creía,
que si podría ser cierto.
Ella bien que resistía
en su dolor y desvelo,
y no cedía un palmo,
por ser la fiel de sus cielos.
Así pasaban los meses
y se moría en silencio,
sin embargo,no creía
que Ros pudiera estar muerto.
Y después de cinco meses,
le pone celo al intento,
y le escribe al Comandante,
para contarle el suceso.
En seis días llegarían
sus palabras a Crucero,
y e Comandante daría,
el caso por satisfecho. (sigue)