Esa gaviota en la orilla
lleva una luz en su pico,
es un suspiro perdido,
que ha encontrado en la arenilla,
que se escapó de mis labios
y se mezcló con mis lágrimas.
Tiene sabor a mar,
con espuma de tu ausencia,
y su luz marca la esencia
que me dejaste al marchar.
Ahora entre juncos lo guarda
como si fuera un tesoro,
y con su brillo incoloro
lo protege y salvaguarda.
Ay, Río de mis suspiros,
que hasta las aves veneran,
y confunden esta espera
con perlas y con zafiros.
Andrés Mª - El Poeta del Amor
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