EN LA NIEBLA
En la niebla del recuerdo, apareces tú, con tu rostro joven y en tu mano, el tiempo.
Y me invitas a ese abrazo, susurrando frases que no escucho, pero que de tus labios comprendo.
En la niebla del recuerdo apareces tú, con esa gentil arrogancia que te caracteriza, como la de aquél que se sabe amado.
Y delineas en mi rostro, esa leve sonrisa que abate toda sombra, con un trazo claro, como desterrando la desdicha, diluyendo tu pincel en la humedad de una lágrima que de felicidad se me escapa rodando a la mejilla, tan brevemente como el rocío por las plantas.
En la niebla del recuerdo, apareces tú, me llamas a sentarme junto a ti, como tantas veces lo hice antes.
Y me miras y acaricias mi rodilla, con esa ternura implícita de tus ademanes, me acunas, me arrullas, curas las heridas que tu ausencia pudiera causarme.
En la niebla del recuerdo, apareces tú, dimensionando el gran bosquejo de nuestro encuentro, tan nítidamente como el herrero con el metal y el fuego.
Y es entonces que en ti, nuevamente descansa mi alegría, en la miel de tu recuerdo, en esa templada niebla, que nos envuelve, cuando al fin te encuentro.
En la niebla del recuerdo, apareces tú mi Ramoncín, en un hermoso sueño.
© Tizzia Holwin
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